sábado, 1 de agosto de 2015

Protestantismo

En 1533 y 1534, con la publicación de los Estatutos Restrictivos de Apelaciones (Act in Restraint of Appeals) y el Estatuto de Supremacía (Acts of Supremacy) respectivamente, Enrique VIII declaró a la Corona de Inglaterra como «la única cabeza suprema en la tierra de la Iglesia de Inglaterra, llamada Ecclesia Anglicana» despojando al Obispo de Roma de cualquier tipo de jurisdicción en Inglaterra y la proclamó "no mayor a la de cualquier otro obispo extranjero". Oficialmente el comienzo de la Iglesia Anglicana.

La realidad nos muestra que la división comenzó a fermentarse desde mucho antes: ya en el Sínodo de Hetford celebrado en 673, donde se proponen cambios que abogan desde una mayor estabilidad en los puestos clericales (recordemos que los monjes deambulaban de monasterio en monasterio, y el clero de diócesis a diócesis), a la ampliación de la idea de la parroquia tan central en la ideología anglicana posterior. En el siglo VIII, no existía la parroquia como la conocemos hoy. Salvo ciertas iglesias aisladas, el campo carecía de ellas. Había iglesias urbanas, o ‘catedrales’ que en torno a un grupo de clérigos facilitaba diferentes grados de supervisión pastoral y sacramental en la campiña circundante. La palabra parochia, predecesora de la palabra ‘parroquia’ significaba en un principio una esfera regional de autoridad espiritual. A partir de entonces pasó a significar cualquier área bajo el cuidado espiritual y pastoral de alguien nombrado por el obispo. El país entero comenzó a dividirse en parroquias y se consideró esta organización en parroquias como un medio para la evangelización y de apoyo pastoral. Evidentemente comenzaron también a procurarse una dotación económica. 
Así comenzó la Iglesia Anglicana su estructura actual parroquial.

Con respecto a Enrique VIII, no es verdad que quisiera romper con Roma porque el Papa no le permitiera divorciarse de Catalina de Aragón.  Enrique necesitaba un hijo y heredero desesperadamente para asegurar el linaje de Inglaterra. En esos días los matrimonios dinásticos eran reconocidos por todos (incluida la Iglesia) como otorgados por Dios en parte para el beneficio de la nación. Podría haber obtenido la anulación papal, sino fuera porque el Santo Emperador Romano Carlos V era sobrino de su esposa, y presionó para que el papa rechazara la propuesta. Tampoco con el fin de disolver monasterios y enriquecer cofres en un momento de inflacción, puesto que el cambio en la organización ya estaba realizándose como se ha apuntado, si bien lo aprovechó con posterioridad.

Sea como sea, el término ecclesia Anglicana ya se usaba en el siglo XIII.  Aparece en la Carta Magna firmada por el Rey Juan y los nobles en Runnymede en el 1215 y en otra forma, ecclesia Angliae, por Gregorio el Magno y la misión Agustina (596).

Hay que buscar pues el origen a este cisma en otro lugar, y propongo una hipótesis, que como posible aproximación no tiene porque ser cierta pero sí pueda abrir algún tipo de debate. Pasaría por la estructura que presta el lenguaje en su percepción del mundo, en la particularidad de la lengua sajona de anteponer el adjetivo el sustantivo, la cualidad a la sustantividad. Hacer descansar en el accidente la veracidad de la individualidad frente al único reconocimiento de la existencia del Sujeto como se propone desde el catolicismo. Esto explicaría que la pertenencia a un lugar (monasterio, diócesis o parroquia) adquiriera importancia como definitoria de la naturaleza de uno e incluso podría justificar la dimisión política por un comportamiento privado ilícito. Desde que tu pertenencia a la comunidad (circunstancia que articula el lenguaje) se obtiene por la definición de tus singularidades, ésta puede exigir la máxima pulcritud en el comportamiento mas individual y extenderla al ámbito público.

La diferencia esencial con la Iglesia Católica se halla en la ausencia de una autoridad máxima como lo es el Papa. La Comunión Anglicana está compuesta por varias Iglesias autónomas e independientes, presididas por su propio Obispo Primado. El Arzobispo de Canterbury es el Primado de la Iglesia de Inglaterra sin ejercer autoridad alguna sobre las otras Iglesias de la Comunidad. Para el sajón,  la cualificación final de un individuo descansa en la percepción de la colectividad que le rodea, con lo de independencia en el criterio que te distingue de la pertenencia a uno u otro grupo.

Consciente de lo atrevido de lo expuesto, no dejo de preguntarme por la influencia del lenguaje, o mejor, de cómo traba su armazón en nuestra vida diaria.