Antes de
comenzar la exposición, pido perdón a mis posibles lectores por traer de nuevo
el mismo debate a este muro de opinión, pero la realidad una vez más me obliga
a declarar mi parecer en este asunto una vez más:
Cataluña y su proceso independentista.
Esta vez la
respuesta a sus aspiraciones viene desde el otro lado del océano. En México, el
presidente Peña Nieto ha devuelto la carta de “desconexión” de España emitida
por la Generalitat, dejando de forma explícita no solo su rechazo, sino también
la falta de reconocimiento de la citada pretensión de esta parte de España. Bien podríamos calificarla de “maniobra en
román paladino”.
El Román
Paladino fue el término acuñado por Gonzalo de Berceo para llamar a la lengua
que el pueblo llano usaba para comunicarse, en contraposición al latín
utilizado por la corte palaciega: la vida y la dinámica de la realidad
frente al artificio de protocolos y estrecheces elitistas. De aquella lengua,
surgieron otras, con identidad propia (*): Gallego y Catalán.
El idioma es el
pensamiento de un pueblo hecho palabras. Y como pensamiento, se nutre de todas
aquellas influencias a las que está expuesto por un motivo sencillo de
relación. Así, el gallego se enmarca dentro de las lenguas galaicas, mientras
el catalán presenta modificaciones del castellano, francés e italiano,
recogiendo su naturaleza mediterránea y de apertura a un mar que marca su
evolución.
Señalo esta
circunstancia, la del idioma, porque parece ser la que sustenta de forma recóndita
la reclamación nacionalista, y también la que argumenta con mayor fuerza, que
la riqueza de un pueblo nace con la diversidad y no con planteamientos
exclusivistas en tiempos marcados por la internacionalización de los mercados y
la interconectividad a muchos niveles.
Vuelvo por
tanto, a reclamar sentido común. Mirar por la casa propia. No remar en contra
de los vientos. Rectificar el camino por poco acertado. Construir en la
fortaleza que supone la unión. Abandonar argumentos numantinos. No fallar con
ideas ajenas.
(*) La identidad
se reconoce en la producción literaria propia con siglos de consolidación. La
primera obra escrita en catalán fue el
manuscrito Greuges de Caboet, de
temática feudal fechado sobre 1090. En gallego, el documento literario mas
antiguo es una cantiga satírica Ora faz ostò senhor de Navarra escrito
alrededor del 1200.