lunes, 14 de agosto de 2017

Romanticismo: a vueltas del nacionalismo catalan

El Romanticismo es un movimiento cultural que se origina en Alemania y Reino Unido a finales del siglo XVIII, basado en el sentimiento y la emoción como una reacción revolucionaria contra el racionalismo de la Ilustración y el Neoclasicismo. Fue protagonizado por las clases burguesas y se caracterizó por el auge de los nacionalismos, en clara consonancia con  la reivindicación del individuo como actor de la historia.

En España, el Romanticismo triunfa con el estreno de la obra teatral del Duque de Rivas, El desengaño de un sueño, en la que pone de manifiesto como la ambición excesiva y la consecución de lo perseguido produce monstruos al más puro estilo goyesco.

Esta acotación histórica viene al caso del nacionalismo catalán, con cimientos en esos mismos sentimientos y emoción como producto netamente desfasado en un siglo XXI. La idea que en su momento se rebeló como revolucionaria, aparece hoy como vieja, estando su rebeldía en su oposición a entender la dinámica del tiempo que les ha tocado lidiar.

Si avanzamos en los paralelismos, observamos como la principal impulsora del movimiento patriota catalán es la clase burguesa, con una variante frente a  aquélla del siglo XVIII, la instalación en el aparato Estado (espero que a estas alturas del cuento, la que se apoya en la industria se haya dado cuenta del grave error que supone salir de una esfera regulada en la libertad de comercio) alejada en la realidad de lo que supone salir en el día a día y que por tanto, califica a la aspiración de elitista.

La pretensión de entrar en la historia y realizar así un hito merecedor de ser publicado negro sobre blanco es innegable,  y no de una forma cualquiera, sino a través de nombres y apellidos, superponiendo la voluntad del pueblo catalán a un protagonismo encariñado con la idea de eternidad, llenando de sospecha todo el proceso cismático.

Los que somos padres sabemos que cuando queremos aflojar la tensión sobre un problema ofrecemos un placebo al niño para que desvíe la preocupación. De la misma forma están actuando las personas interesadas en el proceso independentista: ofrecen la idea de independencia para así poder ocultar el robo que han realizado en las cuentas públicas durante cerca de 40 años.

Lisardo cae en la realidad cuando se enfrenta a las mas que posibles consecuencias de sus aspiraciones poco realistas. En aquella ocasión, el ejercicio se resuelve en un sueño y las consecuencias son inocuas. En ésta, se hallan en juego la vida de un pueblo con consecuencias prácticas para su vida diaria.


Y así tenía una caja de hierro, toda agujereada como salvadera, abríala y metía un pedazo de tocino en ella que la llenase y tornábala a cerrar y metíala colgando de un cordel en la olla para que le diese algún zumo por los agujeros y quedase para otro día el tocino. Parecióle después que en esto se gastaba mucho y dio en sólo asomar el tocino a la olla. Dábase la olla por entendida del tocino y nosotros comíamos algunas sospechas del pernil.

MIGUEL DE CERVANTES.

domingo, 13 de agosto de 2017

"El comunismo no murió con la caída formal de sus Estados porque justamente lo más importantes son las organizaciones colaterales, y éstas ya existían desde mucho antes de la creación de la URSS: y siguieron existiendo después de la extinción de la misma.   Lo cierto es que fuimos muy pocos los que le prestamos atención a esta metamorfosis y, 25 años después, la izquierda no sólo se apoderó políticamente de gran parte de Latinoamérica sino lo que es muchísimo más grave: hegemonizó las aulas, las cátedras, las letras, las artes, la comunicación, el periodismo y, en suma, secuestró la cultura y con ello modificó en mucho la mentalidad de la opinión pública: la revolución dejó de expropiar cuentas bancarias para expropiar la manera de pensar. 

Luego, ante la ausencia de la contención soviética y la consiguiente necesidad de solucionar ese vacío, todas las estructuras de izquierda tuvieron que fabricar Ongs y armazones de variada índole acomodando no sólo su libreto sino su militancia, sus estandartes, sus clientes y sus fuentes de financiación. Por lo tanto, al comenzar la última década del Siglo XX, un sinfín de dirigentes, escritores, pandillas juveniles y organizaciones varias quedaron desparramadas, sin soporte discursivo y sin revolución que defender o enaltecer, en torno a lo cual estas corrientes advirtieron la necesidad de maquillarse y encolumnarse detrás de nuevos argumentos y banderines que oxigenaran sus envilecidas y desacreditadas consignas. Silenciosamente, la izquierda reemplazó así las balas guerrilleras por papeletas electorales, suplantó su discurso clasista por aforismos igualitarios que coparon el extenso territorio cultural, dejó de reclutar “obreros explotados” y comenzó a capturar almas atormentadas o marginales a fin de programarlas y lanzarlas a la provocación de conflictos bajo excusas de apariencia noble, las cuales prima facie poco o nada tendrían que ver con el stalinismo ni mucho menos con el terrorismo subversivo, sino con la “inclusión” y la “igualdad” entre los hombres: indigenismo, ambientalismo, derecho-humanismo, garanto-abolicionismo e ideología de género (esta última a su vez subdividida por el feminismo, el abortismo y el homosexualismo cultural) comenzaron a ser sus modernizados cartelones de protesta y vanguardia."

El Libro Negro de la Nueva Izquierda: Ideología de género o subversión cultural (Spanish Edition) by Nicolás Márquez y Agustin Laje