Aquellos
que tuvimos la oportunidad de que el latín presidiera nuestro currículo de
asignaturas nobles, recordamos el inmenso valor de la etimología de las
palabras.
Se me
viene a la cabeza el origen de la palabra corrupción, no solo por estar de “radiante”
actualidad, también por la belleza de su composición (y entiéndase ésta en sus
términos linguísticos). Del latín corruptio,
corruptiönis, prefijo de intensidad con-
y rumpere “romper, hacer pedazos”.
Queda
claro tras desmenuzar su composición el sentido destructor de la misma,
derivada de la degradación por abandono de alguna cosa. Los ingenieros hablan
de la corrupción de materiales cuando se produce la alteración de la pureza de
una sustancia, bien por desmembración, por su mezcla con otras
sustancias o desviación en la evolución natural del material.
La
corrupción política refiere el abuso de poder en la función pública para beneficio
personal, generalmente de forma secreta y privada. Lo contrario es la transparencia.
Y partamos de la base de que todos los gobiernos, desde su naturaleza humana, son
susceptibles de ser corruptos.
A partir de
aquí, se abre un mundo inusitado de formas y maneras, desde la malversación hasta
la prevaricación, pasando por el nepotismo, la extorsión, los fraudes, la falsificación,
los sobornos o el uso ilegítimo de la información privilegiada. Múltiples ángulos
de distorsión y desajuste.
Jeffers (1962)
poeta estadounidense decía que la corrupción no era obligatoria, introduciéndonos
en la voluntad, aspecto sobre el que
me gustaría incidir, y que nos dirige hacia una u otra dirección determinada.
Entre las causas que conducen la corrupción se señalan la carencia de conciencia social y la falta de educación en la cultura del compromiso. Merecería la pena, dada la presencia generalizada de corruptelas varias, introducir estos tintes dentro del curriculum académico de nuestros jóvenes, de igual manera que volver al estudio de una lengua que si bien muerta por la falta de hablantes, está completamente viva por el acierto en el reflejo de la realidad.