domingo, 22 de marzo de 2015

Olvido Hormigos (o la demostración de cómo perder de vista lo importante.)

Esta mujer, concejala por su pueblo, se vió obligada a presentar la dimisión por una filtración de un vídeo íntimo que retrataba sus relaciones extramaritales.  Es decir, fue juzgada por lo que hacía fuera de su trabajo, y castigada por ello. Mucha tinta se ha vertido desde entonces, pero ninguna línea acerca de si su tarea como político local era honrada, ajustada a lo que demandaban los vecinos o diligente en la gestión de los asuntos encomendados.  Dada la magnitud de la rectificación que se provocó,  se esperaría que el análisis de su comportamiento hubiera sido más acorde a la actividad que desarrollaba por áquel entonces.

Vista esta reacción tan desordenada no nos debería de extrañar  todo lo que anda pasando en el circo de lo público.  Tengo que dar la razón a Naty Abascal que en una entrevista dada hace poco tiempo nos calificaba como un “país de porteras”. Y es que nos importa mas el chismorreo particular que la actuación perturbada de los que nos gobiernan.  Entre estas conductas está la excesiva instrumentalización de la justicia al servicio de los actores políticos, lo que resta recursos que pertenecen en primer término a los ciudadanos, el fraude fiscal de las grandes familias de la empresa y la banca (*) con la desviación natural de fondos que se deberían invertir en nuestro  Estado del Bienestar (sanidad, educación, escuelas de infancia, o servicios a las personas con dependencia,..), las corruptelas en torno a financiaciones de partidos, recalificaciones de terrenos, adjudicaciones a dedo, mal uso de partidas económicas,.. y así hasta nunca acabar.

Siempre se ha dicho que somos un pueblo que no nos merecemos quienes nos gobiernan, pero dada la escasa voz que presta la sociedad civil ante tanto atropello, hay que reconocer el valor de la formación de cabreo Podemos a la hora de ponerlo sobre la mesa y su capacidad para encauzar el descontento. Otra cosa son las soluciones propuestas. También que dentro de un sistema democrático, alcanzarán el éxito que en forma de voto les den aquéllos que opten por sus planteamientos y que tocará respetar el resultado.


Volviendo a Doña Olvido, observo el camino que ha presentado su vida tras el episodio mencionado al principio de este artículo. Es una muestra más de que el futuro se levanta desde la realidad de unos recursos y la voluntad de edificar en una dirección determinada.



(*)http://www.tercerainformacion.es/spip.php?article47560

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