viernes, 9 de febrero de 2018

Seguridad Alimentaria

Al terminar mis estudios universitarios, me propusieron realizar un seminario acerca de la realidad que atravesaban los países hispanoamericanos bajo la excusa de la Seguridad Alimentaria.

Por esta, se entendía y entendemos el acceso de las personas a los alimentos en cantidad y calidad suficientes para cubrir la demanda energética diaria que nos permite desarrollar nuestra actividad sin mayores problemas. 

En un seminario que alcanzó los cerca de dos meses, conviví con cerca de 40 personas oriundas del continente americano que no dejaban de maravillarse por lo asequible que eran los alimentos en nuestro país. Pronto se reveló la diferencia en el concepto que manejábamos ambas partes. Para ellos, la seguridad se hallaba en las condiciones del suministro que permitía el acceso al mismo por la mayor parte de la población.  Yo, como ciudadana satisfecha, manejaba la seguridad en términos de condiciones de salubridad,  no poner en riesgo mi salud, dando como única posible esta interpretación de la expresión.

Desde entonces, cada vez que me enfrento a verdades absolutas, me acuerdo de la enunciación caleidoscópica de la seguridad alimentaria. Del significado de la realidad dependiendo de sobre qué cara cae el dado, e intento abrir mi mente a todas las situaciones posibles, con resultado de sorpresa en la mayoría de las ocasiones, tal es el abanico de probabilidades que no aparecen desde este hemisferio, imaginables o tolerables.

A renglón seguido me convenzo de mi fortuna por haber nacido en cierta parte del globo y haber accedido a ciertos recursos que me permiten comprender las diferentes luces que emite el espejo.  Reconozco que lo que veo en él me produce daño, haciendo verdad aquéllo de que el conocimiento puede traer sufrimiento.

José Saramago, autor portugués que dedicó su obra a la denuncia de los abusos del poder y sus consecuencias sociales, ya enunció esta situación en una frase que se repite en las buscadores en la red si se tiene la sensibilidad suficiente para instruirse en algo incómodo por la imagen que desprende : " no solo hay desigualdad en la distribución de la riqueza, sino en la satisfacción de las necesidades básicas"



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