Diputados

Se nos propone la reforma del Reglamento del Congreso de los Diputados que, entre otros artículos, renombrará la institución desgajando las palabras "de los Diputados" con la excusa de que el uso del masculino genérico no recoge el resto de los sexos. No solo se suprime del nombre, sino también del  propio texto.

La palabra "diputado" proviene del latín "deputare", que significa "designar" o "elegir para un cargo". Es decir, un diputado es una persona elegida en una urna y que representa a los ciudadanos en una asamblea legislativa, como un parlamento o congreso. Vota y debate leyes en nombre de los electores, es decir, tiene una función legislativa.

Dejando aparte la ignorancia supina de las reglas del español que recoge la RAE con respecto al uso del masculino  (1) y la generosidad de llamar a nuestro sistema como realmente "democrático", la nueva denominación deslinda, aunque sólo sea de forma nominativa, la capacidad legislativa de la cámara. Con la excusa del "género" se siembra un primer paso para inocular en el consciente colectivo la inutilidad de esta ágora pública, cercenando la competencia que le otorga nuestra Constitución.

Es el primer paso, la eliminación del libre intercambio de opinión en el debate, para llegar a una dictadura. De hecho, en tiempo del Generalísimo, las Cortes se presentaban como el órgano superior de la participación de los españoles en las tareas del estado, con la elaboración y aprobación de leyes, pero reservando el poder legislativo en el jefe de Estado. 

Tal vez sólo sea que ya me hago mayor, que pongo tiritas antes de que se produzcan las heridas o que me siento sumergida en este ejercicio de psicología social experimentada en forma de bucle, pero no me gustan estas "chingadas". 

Si vamos a innovar, cojamos al toro por  los cuernos, y revisemos el cuaderno contable que nos deja un sistema con 17 parlamentos, una justicia del siglo XIX y un sistema  electoral diseñado para preservar el poder en lugar de controlarlo.

Como dijo Primo Levi, en los países y épocas en que la comunicación se ve impedida, pronto todas las demás libertades se marchitan. La discusión muere por inanición, la ignorancia de la opinión de los demás se convierte en rampante, las opiniones impuestas triunfan. Y añado, morimos como ciudadanos.

(1) El masculino es en español el género no marcado, y el femenino, el marcado. El miembro no marcado de una oposición lingüística de dos elementos puede abarcar a ambos conjuntamente, mientras que el marcado se reserva en exclusiva a uno de ellos.

El buen uso del español

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SATURNO y el KARMA.

 Acorde al común entender, karma es una ley de causa y efecto: cada acción genera una reacción. 

En el hinduismo, budismo y jainismo (1) se cree que las acciones del individuo, físicas, verbales o mentales producen consecuencias que influyen en su futuro, tanto en la vida presente como en las sucesivas reencarnaciones. En el campo de la actual espiritualidad occidental, el karma es el conjunto de  pruebas por las que pasa el alma hasta llegar a reconocer su verdadero propósito en la vida.

El dios del Karma es Saturno o Chronos, dios del tiempo, dado que sólo en esa dimensión se define su campo de actuación: el tiempo te muestra el fruto de aquello que un día se decidió plantar y hacer crecer.

Saturno por su parte es conocido como el séptimo objeto del sistema solar. También se le conoce como el Padre Justo que a través de lecciones duras te hace aprender. El siete en el mundo judío representa la perfección, la integridad y la finalización: el séptimo día de la creación se descansó, hecho que se refleja en la celebración del Shabat. Tras seis días de buena acción, se recoge un día de sosiego.

Todos estamos sujetos a las consecuencias de nuestras acciones: es la rueda que no se detiene y que marca el devenir de nuestra existencia.

Los políticos que sostenemos están recogiendo ahora los "beneficios" de su sementera: "Quien siembra viento, recoge tempestades" puede ser el dicho que recoja mejor lo que está viviendo parte del mundo público en nuestros días.

Pedro Sánchez edificó su imagen y su carrera con cimientos que se rebelan ahora como poco, "poco edificantes". Su carta astrológica nos muestra como su signo solar, Piscis, está sufriendo la revisión de Saturno quien viene a recaudar el uso de su bolsa de los siete talentos. 

Podríamos preguntarnos si algún día reconocerá los productos de sus decisiones y así llegar al menos a considerar algún acto de contrición verdadera y honesta. Dado su deterioro físico, adelantamos la venta de su alma al diablo, así que poco podemos esperar. Pero sí podemos aprender de todo esto: ganar en conciencia del valor de nuestro voto a la hora de depositarlo en las urnas.

Una vez mas, Saturno, como padre benefactor, nos deja una lección a aprender, haciendo bueno aquéllo de que lo bueno, con sangre entra.

(1) El jainismo es una antigua religión de la India que se centra en la liberación espiritual a través de la no violencia, la verdad y la renuncia. Promueve la no agresividad hacia todos los seres vivos y busca la liberación del alma en el ciclo de la reencarnación.