miércoles, 16 de julio de 2014

Pez grande, pez chico

La Comisión Europea quiere frenar el abuso de los mayoristas a los pequeños productores. Ante el atropello que muchos de los primeros realizan al imponer sus condiciones a suministradores y minoristas, sugiere fomentar las prácticas de relaciones comerciales sostenibles mediante la lucha contra las prácticas comerciales desleales. En el paquete de medidas a adoptar encontramos el evitar o rechazar poner por escrito cláusulas comerciales esenciales, realizar cambios unilaterales retroactivos del coste de los productos o servicios, transferir riesgos injustificados o desproporcionados a una parte contratante, alterar deliberadamente el calendario de entrega o recepción para obtener un beneficio injustificado, o concluir unilateralmente una relación comercial sin previo aviso o mediante un plazo de preaviso exageradamente corto y sin motivo objetivamente justificado.

Hasta aquí, nada nuevo bajo el sol. El grande que intenta comerse al pequeño. Llama sí  la atención, la preocupación actual del mercado interior de la Unión Europea por proteger al pequeño proveedor, cuando no ha dejado de incentivar durante muchos años un mercado de competencia controlada  favoreciendo con ello ciertos intereses nacionales frente a otros.
Detrás de todo esto, se halla la preocupación por una cadena de suministro, la alimentaria, esencial para la vida cotidiana y el reconocimiento de la importancia que ésta ofrece al conjunto de la economía, dando empleo a más de 47 millones de personas en la UE, a menudo en pymes, y representando alrededor del 7% del valor añadido bruto de la UE.

En este contexto, hay que dar la bienvenida a la eliminación de las cuotas lecheras impuestas casi desde el inicio de la actual Unión Europea a sus países integrantes, y en especial a España. No he conocido una política más destructora y nefasta para el entorno. El daño procurado, en una aniquilación sistemática únicamente contemplando un límite que sólo puedo calificar de “caprichoso” para nuestra producción, especialmente en la vertiente cantábrica de nuestro país y Cataluña, es irreparable.  
Es evidente que no todo ha sido malo.  Hoy el sector lechero está mas regulado, ofreciendo mejores garantías sanitarias, de suministro y calidad. Cabría preguntarse por una mejor gestión de aquella situación si hubiera habido una mejor negociación en la integración a la PAC.  No olvidemos que la supervivencia del pez grande, depende de grandes bancales de peces chicos.

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