Hasta aquí, nada nuevo bajo el sol. El grande que intenta comerse al pequeño. Llama sí la atención, la preocupación actual del mercado
interior de la Unión Europea por proteger al pequeño proveedor, cuando no ha
dejado de incentivar durante muchos años un mercado de competencia controlada favoreciendo con ello ciertos intereses nacionales
frente a otros.
Detrás de todo esto, se halla la preocupación por una cadena
de suministro, la alimentaria, esencial para la vida cotidiana y el
reconocimiento de la importancia que ésta ofrece al conjunto de la economía, dando
empleo a más de 47 millones de personas en la UE, a menudo en pymes, y
representando alrededor del 7% del valor añadido bruto de la UE.
En este contexto, hay que dar la bienvenida a la eliminación
de las cuotas lecheras impuestas casi desde el inicio de la actual Unión
Europea a sus países integrantes, y en especial a España. No he conocido una
política más destructora y nefasta para el entorno. El daño procurado, en una
aniquilación sistemática únicamente contemplando un límite que sólo puedo
calificar de “caprichoso” para nuestra producción, especialmente en la vertiente
cantábrica de nuestro país y Cataluña, es irreparable.
Es evidente que no todo ha sido malo. Hoy el sector lechero está mas regulado,
ofreciendo mejores garantías sanitarias, de suministro y calidad. Cabría preguntarse por una mejor gestión de aquella situación si hubiera habido una
mejor negociación en la integración a la PAC. No olvidemos que la supervivencia del pez
grande, depende de grandes bancales de peces chicos.
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