martes, 8 de julio de 2014

Nonsense

Para los británicos, algo absurdo, sin sentido y falto de argumentación. Del pueblo anglosajón se podrán decir muchas cosas, y no todas buenas, pero sí, que su idioma no peca de inexactitud.

Es lo único que se me ocurre ante la idea de poner a la Mezquita de Córdoba bajo administración pública, ante un simple ejercicio de regulación conforme al ordenamiento jurídico vigente por parte de la administración actual, el Obispado de Córdoba.

La Mezquita-catedral de Córdoba se empezó a construir en 785, tras la invasión musulmana de la península Ibérica, en el lugar que ocupaba la basílica visigótica de San Vicente Mártir, el templo cristiano más importante de la ciudad. Las excavaciones arqueológicas realizadas en 1930 demostraron la existencia en el subsuelo de la actual Catedral de todo un complejo episcopal que puede datarse entre los siglos IV y VI. Allí se encuentran los restos arqueológicos de la primitiva construcción visigótica, la domus episcopalis, la escuela clerical y los servicios de caridad del Obispo. A su vez, ésta fue construida sobre un templo romano dedicado a Jano.

La mezquita de Córdoba habría sido iniciada bajo el reinado del primer emir omeya Abderramán I, quien compró su parte de la basílica a los cristianos, sobre la planta de la iglesia anterior, cambiando la orientación de su eje, señalando la calle principal de la antigua Córdoba romana (Colonia Patricia), y sufriendo sucesivas ampliaciones en los siglos IX y X,  y concluida bajo mandato de Almanzor.

En 1238, tras la Reconquista, se llevó a cabo su consagración como catedral.

En 2006 el Obispado de la ciudad matriculó por primera vez el edificio en el Registro de la Propiedad. Este hecho provocó las críticas por parte de distintos sectores sociales de la ciudad hacia la Iglesia católica, considerando que se había apropiado simbólicamente del edificio, borrando el pasado andalusí de sus explicaciones a los turistas,  incluso con el hecho de dejar de llamar mezquita a la Mezquita de Córdoba, limitándose a usar el término catedral para referirse a ella.

En primer lugar, cualquier recorrido por la Catedral de Córdoba pasa por reconocer su ayer musulmán. Imposible no entrar por la Puerta del Perdón, y no hablar de su estilo múdejar, seguir por el  Patio de Los Naranjos ( lo que en tiempos del Califato era el "Patio de las Abluciones") y terminar por su alminar desmochado (y rodeado desde principios del siglo XVII de un «encofrado» de estilo herreriano.)

La historia del edificio demuestra que ha sufrido reconversiones a lo largo del tiempo, siguiendo la fé imperante del momento, y siendo modificado, no siempre de forma acertada (*) acorde a la misma. Y en ese sentido debe entenderse la adopción oficial del nombre católico de la construcción, puesto que el de Mezquita de Córdoba ya figurará para siempre en el imaginario público.

La Plataforma Mezquita-Catedral de Córdoba parece obedecer a intereses extraños a la mera administración y conservación del edificio, cuestionándose las verdaderas razones de la reclamación.

Mi mas rendida emoción al entrar en el palmeral de la Sala de Columnas de la Mezquita; imposible no preguntarse por su espléndido pasado árabe.


 (*) La mayor quiebra del edificio islámico se produce a lo largo del siglo XVI, al elevar en medio de la antigua mezquita una gran nave cristiana bajo los auspicios artísticos y arquitectónicos del Renacimiento, lo que supuso de ruptura grave con los postulados espaciales islámicos. No en vano la propuesta fue polémica y estuvo sujeta a duros enfrentamientos entre diferentes autoridades. Intercedió al final el emperador Carlos V para que se realizara la obra, aunque más tarde se lamentara, con la famosa frase habéis destruido lo que era único en el mundo, y habéis puesto en su lugar lo que se puede ver en todas partes.

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