martes, 5 de mayo de 2015

El mito de la caverna. En defensa de la Filosofia.

Estos días releo a Platón. No sólo por recordar a los clásicos, sino para procurarme aire fresco que me permita acercarme a la profundidad de lo que está pasando.

El libro VII de la República comienza con la exposición del conocido mito de la caverna, explicación alegórica de la situación en la que se encuentra el hombre respecto al conocimiento: un espacio cavernoso, en el cual se encuentran un grupo de hombres, prisioneros desde su nacimiento por cadenas que les sujetan el cuello y las piernas de forma que únicamente pueden mirar hacia la pared del fondo sin poder nunca girar la cabeza. Justo detrás de ellos, se encuentra un muro con un pasillo y por orden de cercanía respecto de los hombres, una hoguera y la entrada de la cueva que da al exterior. Por detrás de éstos circulan otros hombres portando todo tipo de objetos cuyas sombras, gracias a la iluminación de la hoguera, se proyectan en la pared que los prisioneros pueden ver. 


Estos hombres encadenados consideran verdad las sombras de los objetos. Debido a las circunstancias de su prisión se hallan condenados a tomar únicamente por ciertas todas y cada una de las sombras proyectadas ya que no pueden conocer nada de lo que acontece a sus espaldas. 

Es ésta la representación que se me viene a la cabeza cuando intento vislumbrar lo que acontece a mi alrededor. Es tal la manipulación de la realidad que quieren presentarnos, que acabo siendo prisionera de cortinas de humo, reconsideraciones ideológicas, presentaciones paranoicas o alcahofas plantadas a destiempo. 

Una sana actitud crítica se impone para poder distinguir el bien del mal, lo correcto de lo infumable. Y solo se consigue con una educación que capacite hombres libres, dotándoles de herramientas de análisis que no permitan sean arrastrados por la corriente. Hay que rescatar el estudio de la Filosofía, como conjunto de conocimientos que determina las nociones fundamentales que constituye la realidad y el fundamento de la acción humana: qué es la libertad, el sentido de la vida, la sabiduría, la bondad, el límite del conocimiento humano.

Si además el curriculo de los adolescentes se extendiera hacia el estudio de la Ética, la esencia de las Ideas Políticas y las Religiones creo que podríamos llegar a armar personas preparadas para enfrentarse a un mundo cada vez mas complejo tecnológicamente hablando, pero mas pobre hacia el propio ser humano. Si damos como válida la predicción de Jeremy Rifkin (*) hacia una economía colaborativa, también que hemos hemos superado la fase egoista y egocéntrica que estamos atravesando y que hemos acabando asumiendo la validez de la formación humanística para mejorar la convivencia.

Como apuntaba Arístocles, "El objetivo de la educación es la virtud y el deseo de convertirse en buen ciudadano".


(*) La sociedad de coste marginal cero


Para mas info: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/01/01/actualidad/1388600143_034453.html

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