viernes, 21 de marzo de 2014

Hilo de pescar

Como madre me enfrento todos los días a la lucha titánica de educar a mis hijos. Titánica porque soy consciente de que ando modulando los valores que cimentarán su vida futura, y lucha porque me enfrento a dos personitas, que como únicas que son, tienen su  propias ideas de cómo hacer las cosas.

Utilizo el método del hilo de pesca. Doy carrete para ofrecer la confianza necesaria, y recojo cuando veo que por cansancio la pieza empieza a claudicar. A veces pierdo  en el enfrentamiento, pero entonces repito la acción, cambio la palomilla y espero con la paciencia que solo derrochamos los padres,  a que  sintonicen con mi forma de ver  las cosas.

Otras veces, ni hilo de pesca, ni carrete, ni murgas varias. Sacó al Superior prusiano, y “aquí se hace lo que mando yo”.  Pero entonces, siempre me quedo con el interrogante de si no habré sido demasiado brusca, demasiado violenta, escasamente dialogante.

Hoy en día, educar se está convirtiendo en una tarea complicada. Creo que la generación de mis padres lo tenía mas fácil.  Los niños no accedían al mundo de la comunicación como lo hacen ahora, no teníamos tantas “cosas”.  Tampoco los padres tenían tanto conocimiento para acabar haciéndolo bien.  Y sin embargo, se fracasa.  Me espanta pensar la posibilidad de no hacer de ellos mujer y hombre de provecho.  Así que, en ello estoy.

Me imagino que con el tiempo tendrán la suficiente confianza en sí mismos para tomar sus decisiones. Erradas o no. Y para entonces, yo tendré que dar por finalizado mi trabajo. Solo espero que cuenten conmigo cuando no estén seguros de cómo avanzar.

A mis hijos.

Buen fin de semana.


No hay comentarios:

Publicar un comentario