He realizado un test remitido por el muro de Facebook (tan
necesitada de interacción me encuentro) acerca de mis gustos en el mundo del vino. El
resultado: Me interesa, pero sin complicaciones. Soy una Wine Lover: Social, abierta, experimentada y me agobian
los tecnicismos. Es decir, no sólo simpatizo con Baco, sino que soy merecedora de adjetivos amables y enriquecedores de mi
ego. Notable campaña de publicidad.
Vender es un arte,
por lo que tiene de convencer. Y por eso, las técnicas para hacerlo se han
elevado hasta constituirse en título universitario, lo que nos tendría que
alertar sobre el grado de manipulación que de la conducta humana puede lograrse.
Se crea la necesidad, se eleva a
exigencia individual o social, y se ofrece una salida para cubrir la
obligación. El camino ofrece un recorrido bastante corto.
Y una vez conocido el
mecanismo, se abre la veda. Desde los
pantalones tendencia hasta una campaña electoral. De ahí la cantidad de asesores que necesitan
los"profesionales" de la política para intentar llevarse nuestra confianza. En un paso siguiente habría que discutir el beneficio que hacen de la misma, estando el vicio y virtud en el uso que hacen del
instrumento.
No ofrezco una personalidad obsesiva. Pero a la luz de lo aquí reflexionado, hay que reconocer que existe todo un engranaje en torno al recurso mas preciado: el poder.
Mientras tanto, haré uso de mi
condición de consumidora con un vinillo de La Rioja. Los prefiero a los
crecidos en la Ribera del Duero. La
elección es el último bien que nos queda,.. o no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario